17 may 2016

Asumí tu Fe!!!

Defendé tu derecho de servir a Dios


Chicos, ¿se acuerdan del rey Nabucodonosor? Ese rey mando a hacer una gran estatua de oro y dio orden para que cuando las trompetas sonaren todas las personas de su reino se arrodillasen y lo adoraran a la gran estatua.
Quien no obedeciera seria lanzado al horno de fuego.
Los amigos de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego tomaron conocimiento de esa orden del rey, pero no se arrodillaron para adorar a la estatua.
Entonces algunos hombres corrieron y le fueron a contar al rey que los tres amigos no adoraban a la estatua de oro.
El rey quedo muy enojado y los mando a llamar y les pregunto por qué no se curvaban delante de la estatua y dijo que les daría una oportunidad más. Cuando la música sonase otra vez ellos deberían curvarse. Ellos respondieron que no servirían a los dioses de el, ni adorarían a la estatua de oro que el había levantado. Y que no estaban preocupados si eran lanzados en el horno de fuego ardiente, pues al Dios al cual ellos servían, los libraría, no solo del horno de fuego, pero también de la madre del rey. ¿Que fe, no? Entonces ellos fueron lanzados en el horno de fuego ardiente. Y ahora? Sera que ellos fueron quemados? 
De repente, el rey miro para adentro del horno de fuego, y en vez de ver a los tres jóvenes, le vio cuatro.
Pero quien será ese cuarto hombre que estaba paseando con ellos adentro del horno? 
Saben quién era chicos? El Hijo de Dios que fue enviado para salvar a los tres jóvenes fieles del horno de fuego.
Ellos salieron del horno sin estar quemados ni un poquito y ni olor a humo ellos tenían.
Dios es fiel!

Después de eso, el rey determino que todos, a partir de aquel día, deberían adorar al 
Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego. Nuestro Dios es el mismo grande y poderoso.
¿Vieron chicos? ¿Cómo vale la pena ser fiel a Dios? Es muy importante aprender esta lección, pues ellos permanecieron firmes y confiaron que el Dios celoso los cuidaría y El los cuido.

Sabemos que tenemos nuestra vida en las manos de Dios y que Él va a ayudarnos a salir de cualquier situación difícil. Él nos da la valentía para enfrentar cualquier amenaza, para asumir nuestra fe y para mantener nuestro comportamiento. No necesitás defender a Dios ni a la iglesia, pero podés defender tu fe, manteniendo tu derecho de servir a tu Dios.

¿Recordás también que en los primeros meses del año hablamos sobre el valor de la obediencia y de cómo obedecer a Dios, y que respetarlo nos protege y nos acerca a Él?
Eso es lo más importante en tu vida. Hablamos también del amor de Dios y de que Él pagó un alto precio por tu rescate. Vale la pena enfrentar lo que sea necesario para mantenerse al lado de este Dios.
Era eso lo que Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego sabían.
Y fue eso lo que hizo que ellos no se escondieran.
Valdría la pena incluso estar en el horno de fuego.
Nadie haría eso por alguien que no lo merezca, ¿no es cierto?
Si Daniel pensó que su relación con Dios valía ese sacrificio, entonces es porque lo vale realmente.
Si no tenés esa relación con Dios, vale la pena buscarla.
¡Es lo más maravilloso que existe en el mundo!

CONCLUSIÓN:
Cuando confiamos en Dios y andamos en Sus caminos, vale la pena enfrentar cualquier cosa, cualquier amenaza y cualquier persecución. ¡Mantené firme tu fe!

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