Lázaro, Marta y María eran hermanos. Ellos tenían un amigo muy especial, que hacia milagros maravillosos, ¿saben de quién estoy hablando? (Espere la participación) ¡Jesús! Eso mismo, ellos eran amigos de Jesús.
Un día Lázaro se quedó enfermo, sus hermanas se quedaron muy preocupadas y mandaron avisar a Jesús que el grande amigo de Él estaba muy enfermo. Cuando Jesús recibió la noticia, dijo a los discípulos que por causa de aquella enfermedad el poder de Dios seria manifestado y muchos alabarían el Nombre de Él.
El Señor Jesús, mismo sabiendo que Lázaro estaba muy enfermo, después de recibir la notica permaneció algunos días más en aquel lugar. Después de dos días, Él llamó a los discípulos y dijo que iría hasta Lázaro para despertarlo, pues estaba durmiendo. Amiguitos, los discípulos pensaron que Lázaro estuviese durmiendo de verdad, pero Jesús explicó que él había muerto e iría resucitarlo.
Algunas personas fueron a la casa de Marta y María para consolarlas, pues ellas se habían quedado tristes. Cuando María supo que Jesús estaba llegando, corrió hasta Él y, entristecida, dijo que si Jesús estuviese con ellos, su hermano no estaría muerto. Jesús dijo a ella para que confíe en Dios, pues Lázaro viviría nuevamente. Ella creyó en aquellas palabras y fue avisar a la hermana que Jesús había llegado.
María lloró cuando vio a Jesús y dijo la misma cosa a Marta: si el Señor tuviese llegado antes, nada de esto hubiera ocurrido. El Señor Jesús se colocó muy triste y hasta lloró pues Lázaro era amigo de Él. Después de eso, Jesús fue hasta el lugar adonde Lázaro estaba sepultado y mandó que sacasen la piedra que cerraba la entrada de la tumba. En Aquella época los muertos eran sepultados en cavernas que eran cerradas por grandes piedras. Llegando en la puerta de la tumba, Jesús gritó: ¡Lázaro, ven para afuera! Inmediatamente él salió de adentro de la tumba, con los pies, las manos y el rostro cubierto con tiras de paño. Jesús mandó que lo ayudasen a sacar las tiras y lo llevasen para la casa.
¡Qué grande alegría, un verdadero milagro! Jesús resucitó Lázaro, a Su amigo.
Conclusión
Marta, María y Lázaro eran amigos de Jesús y, cuando necesitaron de un milagro, Él los atendió. Si nosotros obedecemos a Jesús, Él siempre será nuestro amigo y nunca nos abandonará, y lo que está escrito en Salmos 25.14 (lea en la Biblia el versículo para los niños) ¡se cumplirá!
0 comentarios:
Publicar un comentario