El primer hombre fue formado del polvo de la tierra, Dios moldeó el barro. Y de la costilla de Adán Dios hizo la mujer, que se llamo Eva. Los dos vivían en el Edén y nada les faltaba. En el jardín había oro y piedras preciosas.
Dios andaba en aquel lugar, todas las tardes, Él visitaba a Adán y Eva y conversaba con ellos todos los días. El hombre y la mujer vivían felices en aquel maravilloso lugar. Los dos andaban sin ropa, pues no había maldad y creían que era normal aquella forma en que ellos vivían. Pero, un día, una serpiente, le preguntó a la mujer:
- ¿Dios dijo que ustedes no podían comer ninguna fruta de ningún árbol del jardín?
- Podemos comer las frutas de cualquier árbol, menos la fruta del árbol que queda en medio del jardín. Si hacemos eso, moriremos, Eva respondió para la serpiente.
¡Ustedes no morirán, de manera alguna! Dios dijo eso porque sabe que, cuando comieren la fruta de ese árbol, tus ojos se abrirán, y ustedes serán como Dios, conocerán del bien y del mal.
¿Niños saben quien estaba adentro de aquella serpiente? (Espere la participación) El diablo, eso mismo, él estaba tentando a Eva para que desobedeciera a Dios. ¿Vamos a oír lo que ocurrió después de eso? La mujer quedo mirando para aquel árbol y vio que su fruta parecía ser muy rica. Entonces, Eva tomó una fruta y comió, y le dio a Adán, para que comiera también. En el mismo instante, la pareja tuvo entendimiento entre lo correcto y lo equivocado, y vio que ellos estaban desnudos y por eso se vistieron con hojas de un árbol.
En aquella misma tarde, Dios buscó a Adán y Eva para conversar. Él los llamó, pero ellos estaban escondidos. ¿Saben porque se escondieron? Porque estaban con miedo y avergonzados por haber desobedecido. Debido a la desobediencia de ellos, Dios fue obligado a expulsarlos del jardín y colocar ángeles para guardar el camino del árbol de la vida. A partir de aquel día, por causa de la desobediencia de Adán y Eva, ellos pasaron a vivir distantes de Dios.
Adán y Eva desobedecieron a Dios y perdieron la oportunidad de vivir junto a Él. Por eso debemos practicar la Palabra de Dios y quedar lejos de todo aquello que desagrada a Él como la mentira, el robo, la desobediencia a los padres, etc. Nosotros podemos vivir llenos del Espíritu Santo, conversando con Él a través de oraciones todos los días, así como lo hacían Adán y Eva. Debemos solamente invitar al Señor Jesús a vivir en nuestro corazón es así como podremos recibirlo en nuestras vidas.
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