27 dic 2011

Unidad 4: Alabando a Dios


Amiguitos, Pedro era un niño que vivía escribiendo lindas músicas. El escribía sobre el amor que tenía por sus padres, sobre las cosas que Dios creó y sobre el amor de Jesús por las personas. ¿Alguien aquí ya escribió alguna música? (Espere la participación).

El niño era un buen alumno, pero las clases que más les gustaba era de español y de música. Él no se perdía ninguna clase, pues quería aprender sobre las letras de la música, sobre las notas musicales, etc. A pesar de la escuela, dos veces por semana tenia clases de guitarra y de teclado en un curso cerca de su casa.

Un día, ocurrió un concurso musical en la escuela de Pedro. Los alumnos que quisieron participar deberían escoger un tema, que podría tener cualquier ritmo. Luego que se entero, Pedro se inscribió y escribió una linda música que hablaba sobre su amigo especial. ¿Saben quién era este amigo? (Espere la participación) Dios era el amigo de quien hablaba en la canción. El ritmo y la linda letra de la canción agradaron a todos lo que estaban presentes en el evento y todos los jurados votaron en la música de Pedro. El niño ganó el trofeo talento con facilidad. Pero lo que mas alegraba al niño era saber que, mientras cantaba, estaba alabando a su Dios. Él decía a todos que sería un hombre de Dios y que a través de sus músicas llevaría muchas personas para la casa de Dios.

Un día una amiga, que se llamaba Flor, enseñó a Pedro una cosa muy importante. Ella explicó que es posible hacer una oración a través de una alabanza, y dijo que cuando una persona canta de todo corazón, con alegría, pensando en cada palabra que se está hablando para Dios, Él las oye satisfecho desde el cielo y se agrada de la alabanza.

Que maravillosa descubierta Pedro tuvo en aquel día. A él le gustaba escribir y cantar para Dios, y ahora, sabiendo que eso podría ser una oración, una charla con su Padre Celestial, hizo con que le gustase más todavía. Y cada día crecía más y más en el corazón del niño el deseo de alabar a Dios.

CONCLUSIÓN:
Dios es bueno y cuida de cada uno de nosotros, pues es nuestro Padre y grande amigo, y merece nuestra perfecta alabanza. Amiguitos, hoy aprendimos como es importante cantar para Él y hacer de la alabanza un momento de oración, La Biblia nos enseña: “¡Alabado sea el SEÑOR!... cuán agradable y justo es alabarlo!” Entonces vamos alabarlo todos los días, ¿amen





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