Había una vez un hombre que se
llamaba Manoa, que no tenía hijos porque su mujer era estéril. Pero un día algo
muy bueno ocurrió, pues un Ángel de Dios apareció para la mujer de Manoa y le
dijo que ella tendría un bebé que, antes de nascer, seria consagrado a Dios. Él
nunca debería cortar su cabello, pues sería un nazareo, o sea, viviría para
servir a Dios y defender a su pueblo. Y así ocurrió, el niño nació y recibió el
nombre de Sansón. Por ser muy fuerte, Sansón siempre venia las batallas,
derrotaba a los enemigos, y vencía solito un numeroso ejercito. Un día él
derrotó hasta un león.
Si eso mismo, el león apareció al
frente de Sansón y cuando iba a atacar, Sansón lo mató. ¿Qué fuerza que Sansón
tenía, no es cierto? Él sabía que era un escogido por Dios y por eso su padre
le había enseñado que no debería conocer ninguna joven que adorase a otros
dioses. ¿Pero saben lo qué ocurrió? (Espere la participación). Sansón terminó
gustando de Dalila, una joven filistea. Los filisteos supieron que Sansón le
gustaba Dalila y dieron mucho dinero para ella descubriese el secreto de la
fuerza de Sansón; Ella hizo de todo para engañar Sansón y por tres veces él le
dio pistas falsas a Dalila.
Pero la filistea no se rindió
hasta que Sansón le contó su grande secreto diciendo: - ¡Nunca corte los
cabellos! Desde cuando nascí fui consagrado a Dios. Perderé mi fuerza si mi
cabello fuere cortado Amiguitos, Sansón nunca debería haber hecho eso, pues en
el momento que él le contó el secreto, él rompió su voto con Dios. Cuando Sansón
fue preso y llevando como esclavo. Colocaron a Sansón preso en las columnas de
un templo, adonde adoraban a un falso dios, y los filisteos se reunían para ver
Sansón.
Ellos se reían y se burlaban de
Sansón que, ciego y sin fuerzas, nada podía hacer. Pero Sansón se arrepintió de
haber roto su voto y oro a Dios, pidiendo una oportunidad más de vencer a los
enemigos. Dios lo perdonó y envió el Espíritu de fuerza que, por la última vez,
lo llenó a Sansón derribando las columnas del tempo, destruyendo a los
enemigos. Amiguitos, en el libro de Salmos está escrito que: "Pero te
confesé mi pecado y no te oculté mi maldad. (...) y tú perdonaste...".
(Salmos 32.5).
Sansón reconoció que estaba equivocado t confesó
a Dios y el Señor perdonó, dándole otra oportunidad. Si tú has sido
desobediente a tus padres, si has mentido, dicho palabras que desagradan a
Dios, entonces pide perdón a Él y deja de hacer las cosas equivocadas para que
el Espíritu Santo pueda venir sobre tu vida.
ACTIVIDADES
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