La Biblia cuenta la historia de Zaqueo, un cobrador de impuestos
que vivía engañando a las personas, pues cobraba mucho más de lo que ellas debían
pagar. Un día él descubrió que Jesús iría a visitar su ciudad y sintió voluntad
de conocerlo.
Muchas personas quedaron en el camino esperando para ver
pasar a Jesús. Zaqueo era muy pequeñito y percibió que si se quedaba en medio de
la multitud no conseguiría ver a Jesús. Entonces él tuvo una excelente idea. ¿Saben
lo que él hizo? Subió en un árbol. Eso mismo! Ciertamente allá desde arriba conseguiría
verlo. Y fue eso lo que sucedió, Zaqueo vio a Jesús. Cuando Jesús pasó debajo
del árbol, algo maravilloso sucedió, pues Jesús dijo:
- "Zaqueo, desciende de prisa, pues hoy quiero quedarme
en su casa."
¡Qué Maravilla! El maestro iría a la casa de Zaqueo, y él
descendió del árbol rápidamente. Algunas personas quedaron hablando mal de Jesús,
pues pensaban que no debería hablar con un pecador. Niños, Zaqueo era conocido
como un ladrón, como alguien que se aprovechaba del pueblo. Jesús sabía que él hacía
cosas erradas, pero lo amaba y quería cambiar la vida de él.
Zaqueo no perdió aquella oportunidad y, cuando estaban en su
casa, habló:
- "Señor, decido dar a los pobres la mitad de mis
bienes; y si en alguna cosa he defraudado a alguien, lo restituyo cuatro veces
más."
Y Jesús respondió:
- "Hoy hubo salvación en esta casa..."
Antes de tener un encuentro con Jesús, Zaqueo hizo muchas cosas
deshonestas y perjudicó a muchas personas. Sin embargo, después de aprender
sobre la voluntad de Dios, él dejó las cosas erradas y, a partir de aquel día, todo
se hizo nuevo en la vida de aquel hombre.
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