Isaac frecuentaba a la EBI próxima a su casa. Él estudiaba a la tarde y era muy disciplinado. La persona disciplinada es obediente y organizada. Isaac era así, pues a pesar de estudiar mucho en la escuela, cuando llegaba de cada le restaba tiempo para hacer sus tareas y releer las materias nuevas.
A pesar de estudiar, el niño le gustaba mirar los dibujitos animados, y todos los días, por la mañana, él se quedaba horas en frente de la televisión, pues no quería perder ningún dibujito.
En un cierto día Isaac descubrió que su dibujo favorito había cambiado de horarios. ¿Saben cuál era el nuevo horario? El mismo de la EBI. ¿Y ahora, lo que él va a hacer? ¿Quedarse en casa y mirar los dibujos o ir a la iglesia? El niño no lo dudó mucho y prefirió quedarse en casa.
Un día, la mamá de Isaac, doña Marcia, viendo que el hijo no estaba cambiado y no quería ir a la EBI, dijo:
- Hijo mío, está en la hora de ir a buscar a Dios. ¿Vamos a la iglesia?
- Ahhh mamá, yo no quiero ir, prefiero quedarme aquí, en un ratito va a pasar un dibujo muy divertido, respondió el niño.
- Hijo… Lo más importante es buscar a Dios… ¡Levántate y vamos! Dijo la mamá de Isaac entristecida con el hijo.
Cuando estaban saliendo de casa para ir a la iglesia, doña Marcia se dio cuenta que Isaac estaba muy triste, entonces le dijo:
- Isaac… ¿Tú estás triste porque no quieres ir a la Casa de Dios? Hijo mío, en la Biblia está escrito que David se ponía muy feliz cuando lo invitaban para ir a la Casa de Dios. Él se sentía muy feliz de poder estar en la presencia de su Señor, y por eso Dios estaba siempre junto de Él. Si tú quieres ser un hijo de Dios, así como fue el rey David, entonces debes participar de las clases de la EBI para que puedas aprender cada vez más sobre Él.
Entonces Isaac respondió:
- Perdóname mamá, pero nunca más me quedare triste por ir a la iglesia. A partir de hoy seré como David, que se quedaba contento cuando lo llamaban para ir a la Casa de Dios.
Debemos alegrarnos y agradecer a Dios por el privilegio de poder estar en la Casa de Él. Cuantos niños desearían estar, en este momento en la escuelita, oyendo la Palabra de Dios y recibiendo las oraciones que ustedes han recibido. Pero, por algún motivo, no lo pueden estar.
Dios es nuestro Padre y se pone feliz cuando Sus hijos están alegres en la Su Casa. Entonces alégrense todas las veces que vinieren a la EBI.
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