Después de pasar por tantas luchas, Jacob, al
fin estaba bendecido. Él tuvo doce hijos, tenia muchos rebaños de cabras,
ovejas, carneros, vacas, burros y muchos empleados, pues era un hombre muy
rico. Pero le faltaba algo para que Jacob fuera completamente feliz, ¿ustedes
saben de lo que estoy hablando? Jacob quería rencontrarse a su hermano, volver
para su ciudad. Él decidió irse, pero Labán no quería dejarlo ir. Pero Dios
habló en el corazón de Labán y el cambio de idea. Jacob partió de aquella
ciudad llevando todo lo que tenia, sus rebaños, siervos, hijos y esposas.
Jacob tenia miedo de que Esaú hiciera alguna cosa mala
con él y con su familia, por eso, para hacer las paces con el hermano, separó
algunos animales y mandó que algunos de sus siervos se las entregaran y le
avisara que él estaba yendo para encontrarlo. Los empleados hicieron conforme
Jacob había dicho, e informaron a él que Esaú y cuatrocientos hombres estaban
yendo para el encuentro de ellos.
De madrugada, mientras todos dormían, Jacob luchó con
Dios hasta el amanecer, entonces Dios dijo a él: “Ya no te llamaras Jacob, y si
Israel, pues como príncipe luchaste con Dios y con los hombres, y venciste”.
¡Que grande bendición! Dios cambió el nombre de Jacob y lo bendijo. A la
mañana, Jacob dividió los animales y los empleados en dos grupos, y dijo que
cada grupo fuese para un lado. Jacob mandó que las mujeres y los hijos se
quedaran atrás de los empleados para protegerlos. De repente, Jacob vio a Esaú
viniendo de bien lejos. Y ocurrió lo que él no esperaba, ¿saben que fue? Esaú
corrió y dio un fuerte abrazo al hermano, lo besó y después los dos comenzaron
a llorar. ¡Que bueno! ¡Los hermanos hicieron las paces! Jacob presentó los
hijos y las esposa para Esaú, le pidió perdón y le imploró que aceptara sus
reglaos. Jacob continuo su viaje, rencontró el padre y pasó a ser llamado de
Israel. Sus hijos formaron las doce tribus de Israel.
CONCLUSIÓN
Jacob tenía todo, pero le faltaba el perdón de su
hermano. Él no aceptó continuar viviendo en la desunión, al contrario, fue
hasta Esaú e hizo las paces con él. Está escrito en la Biblia “...y que no haya
divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar…”.
Dios se entristece con la desunión, con confusiones y peleas entre familiares.
Él desea que vivamos en amor, unión y respeto. Por eso, si tu estas mal con
alguien amiguitos, perdónalo y ora por él, pues así Jesús quedará muy contento
con tu actitud.
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