En la semana pasada, nosotros
vimos que Amán comenzó a armar un plan para destruir a Mardoqueo y a los
judíos, ¿ustedes se acuerdan? Pues bien, niños, cuando dejamos el odio y el
orgullo que toman cuenta de nuestro corazón, el espíritu del mal se aprovecha
de nosotros y nos usa para hacer nuestro mal. Fue lo que ocurrió con Amán. Para
que su plan diabólico saliese correcto, él buscó al rey y uso su maldad
diciendo: Existe por ahí entre su reino, un pueblo con leyes diferentes de
todos los pueblos, y que se niega a cumplir sus órdenes, no es bueno para el
rey aceptar tal cosa. Sería bueno si el señor firmase un decreto ordenando que
ellos fuesen muertos. ¡Ah niños! El rey creyó en las palabras de Amán y, sin
preguntar nada, sacó su anillo del dedo del rey, y toda ley que trajese la
señal del anillo, nadie podría deshacerla. Amán pidió al secretario del rey que
hiciese la carta declarando la muerte de los judíos después de algunos meses y
firmo con el anillo. ¡Era el fin!
Cuando los judíos supieron de esa
ley, se quedaron desesperados y lloraron muchos. Mardoqueo se vistió de
arpillera y colocó cenizas sobre la cabeza, y salió llorando por toda la
ciudad. Ester supo que Mardoqueo estaba triste y vestido de arpillera, y pidió
que uno de sus empleados fuese a encontrarlo, para saber lo que estaba
ocurriendo. Mardoqueo explicó todo para su siervo y mandó un recado pidiendo
que la reina suplicase al rey por su pueblo. ¡Qué pedido difícil de ser
atendido! Pues cualquier persona que se presentase delante del rey, hasta mismo
la reina, sin ser llamado, seria muerto. Ester necesitaba arriesgarse para
salvar a su pueblo, pues ella también era judía y, por la ley, mismo siendo
reina, ella seria muerta. Saben niños, Dios había permitido que Ester fuese
reina exactamente para este momento. Ester tomo valentía y pidió que Mardoqueo reuniese
a todos los judíos para orar y ayunar por tres días, y ella y sus empleadas
también harían lo mismo.
Después de tres días de ayuno y
oración. Ester se colocó en frente de la sala del rey y espero que él le diese
el permiso para entrar. ¡Qué gran expectativa! Cuando el rey vio a Ester, él
extendió su cetro de oro en la dirección de ella y permitió que ella entrase.
¡Qué maravilla! Y lo mejor de todo, es que ella, cuando el rey le preguntó a
Ester lo que ella quería, lo que ella pidiese cualquier cosa, hasta la mitad de
su reino, él se lo daría. Ester los invitó para otro banquete en el día
siguiente. Durante el segundo banquete, el rey preguntó nuevamente para Ester
lo que ella quería, y con coraje y fe en Dios, Ester suplicó al rey que la
librase de la muerte tanto a ella como a su pueblo, pues había sido creada una
ley ordenando la muerte de todos los judíos. ¡Qué gran susto el rey se llevo!
Pues no sabía que su amada reina corría riego de muerte. Entonces el rey
preguntó: ¿Quién fue el hombre que creó esta ley, dónde está? Ester le
respondió: Fue el perverso de Amán que creó esta ley. El rey se quedó muy
furioso, y se quedó más furioso todavía cuando supo que Amán había hecho una
horca para Mardoqueo, el hombre que lo había librado de la muerte. ¿Y saben lo
que ocurrió, niños? El rey mandó que Amán fuese colocado en la horca que él
hizo para Mardoqueo, y mandó crear otra ley autorizando a los judíos a
defenderse en caso que alguien intentase matarlos. ¡Qué gloriosa justicia venia
de parte del Señor de los Ejércitos! Los judíos, cuando recibieron la noticia,
se alegraron mucho y daban gracias a Dios por haber usado la fe y el coraje de
la reina Ester, y conceder a ellos el gran libramiento. ¡Qué cosa fuerte!
Conclusión:
Niños, como es importante tener
fe y valentía. Ester fue escogida reina para actuar como mediadora delante del
rey y traer la verdad, desenmascarando los planes del enemigo.. Ella moriría
junto con todos los judíos si no tomase la actitud de atravesar el patio e ir a
la presencia del rey, para hablar lo que estaba ocurriendo. Pero ella, como una
esposa sabia, hizo todo con gracia y bondad con el rey. Ofreció un banquete
delicioso, fue gentil, y sin adelantarse en contar todo lo que Amán estaba
tramando, trajo la verdad de forma serena y transparente. ¡Qué gran ejemplo!
Así debemos proceder en los momentos de persecución. Confía en Jesús, pues:
“Bienaventurado el hombre que
puso en el Señor su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se
desvían tras la mentira”. (Salmos 40.4)
Referencia Bíblica: Ester 4, 5, 6, 7 y 8.
Objetivo de la lección: Enseñar a los niños a usar la
fe a través de la oración, y confiar que Él nos responderá.
Versículo para Memorizar: “Bienaventurado el hombre que
puso en el Señor su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían
tras la mentira.” Salmos 40:4.
ACTIVIDADES
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